En la anterior entrada sobre mi viaje a Cuba, se me olvidó contaros que son las "cadecas": casas de cambio para cambiar de euros a pesos cubanos convertibles que es la moneda que utilizan los turistas.
Mi hermano cambió a pesos cubanos por tenerlos de recuerdo, aunque luego pudo utilizarlos el último día en un mercado de artesanía que visitamos. En ese mercado no había casi turistas, era un mercado de cubanos en el que se pagaba una entrada y donde escuchamos música, y compramos algunos souvenirs y cosas de comer. Mi hermano le compró un dedal a mi tía que los colecciona.
Después con unos chicos que conocimos de una Universidad nos fuimos a tomar un "negrón" y nos contaban que allí en Cuba casi no tienen acceso a Internet y se quejaban mucho de ello.
Desde la Habana fuimos a Varadero en un autocar que iba recogiendo turistas por los hoteles. Varadero es una zona de resort junto a la playa. Es una zona muy turística donde no hay tiendas y los pocos cubanos que ves eran trabajadores de los resorts o tenían algún chiringuito.
Los días allí eran días de ir a la playa, de ahí al hotel y del hotel a la playa otra vez. Ibas pasando de playa en playa que tenían reservadas los hoteles y cada uno teníamos una pulserita que indicaba que estabas alojado en un hotel en concreto en régimen de todo incluido.
Había restaurantes temáticos y fuimos a uno que hacía una especie de show cocinando delante de todo el mundo. Podías comer con palillos pero yo utilicé los cubiertos. yo allí estaba preocupado de no hacer el ridículo, me daba mucho corte porque soy muy tímido.
En otra ocasión fuimos a otro restaurante temático de buffet libre pero que no había casi nada de comida. Entonces mi hermano puso una reclamación y al día siguiente nos invitaron a una comida especial: langosta (aunque estaba preparada peor que la que comí en La Habana) y un coctail sin alcohol.
También había animadores en los hoteles pero nosotros no fuimos a ninguna actividad de las que proponían y nos íbamos a la playa, aprovechando que nos hizo muy buen tiempo. vimos un banco de peces pequeños pero me asusté porque de pronto vino un más grande.
En el autobús de vuelta íbamos parando en estaciones de servicio donde tocaban músicos cuando llegábamos los turistas.
Mi sensación del viaje es que no me enteraba de muchas cosas que he ido comprendiendo más a la vuelta.
Vicente