viernes, 26 de diciembre de 2014

Un crucero por el mediterraneo...


Nuevo Año, nueva experiencia...


 















Después de viajar el año anterior con mi hermano a Cuba, este año iba a ser un viaje diferente. Un crucero por el Mediterráneo. Salimos de Madrid-Barajas en un vuelo directo a Estambul. Cuando llegamos a Estambul pasamos la aduana con el pasaporte, ya que el aeropuerto estaba en zona asiática.
Nos llevaron en varios autocares al puerto de Estambul donde estaba atracado nuestro barco.
de camino al puerto se divisaban desde el autocar los diferentes minaretes de las mezquitas que había por toda la ciudad. Había bastante tráfico, después de una hora y media más o menos llegamos al puerto.

Al llegar al barco por primera vez, nos hicieron unas fotos y nos dieron unas tarjetas personales para poder entrar y salir del barco. Tras haber visitado el camarote y las diferentes cubiertas superiores donde estaba lo más importante del barcon, nos fuimos a dar una vuelta por Estambul para visitar la Mezquita Azul y alguna que otra cosa más.

Cogimos el tranvía que pasaba cerca del puerto y nos dejó en una especie de plaza donde estaba la Mezquita Azul y Santa Sofía. Después de visitar la Mezquita Azul nos volvimos al puerto dando una vuelta. Pasamos por el puente de Galta donde había pescadores y puestecillos de comida con la propia pesca.
La moneda utylizada era la turkey lyra (lira turca)

(abreviando un poco eso es todo lo que hicimos el primer día de crucero)




Al día siguiente fuimos otra vez a visitar Santa Sofía y entramos en la Cisterna con la cabeza de medusa invertida, los peces nadando por debajo de las plataformas por donde se visita la Cisterna y alguna cosa más .


Después nos fuimos a ver el Palacio de Topkapi y el Gran Bazar.


... (continuará)
Vicente

El grafeno quiere salir del laboratorio


Hace una década, en un laboratorio de la Universidad de Manchester (Reino Unido), dos hombres nacidos en la Unión Soviética realizaron un descubrimiento cuyo alcance también acabaría por sorprender a sus autores. Andréy Geim, director del laboratorio de nanotecnología de la Universidad, le propuso a su pupilo Konstanin Novoselov que investigase los residuos del trabajo de otros investigadores. Estos, para estudiar el grafito, limpiaban sus capas superficiales pegando cinta adhesiva y tiraban como depilándolo de imperfecciones. Novoselov observó que lo que quedaba pegado eran capas de grafeno, un material de un solo átomo de grosor con unas propiedades que desde entonces no han parado de dar sorpresas. Más resistente que el acero, mejor conductor que el cobre y al mismo tiempo flexible, pronto se empezó a considerar como un material milagro.


La fiebre del grafeno no ha parado de subir en los últimos años y todos quieren participar de esta promesa. Por el momento, Europa lidera la publicación de artículos científicos sobre el material, es la región que más aporta a su conocimiento. Sin embargo, Corea del Sur, China y Japón le sacan mucha ventaja a la hora de asegurar las patentes, la propiedad intelectual para aprovechar el valor de esos conocimientos cuando se empiecen a utilizar para producir teléfonos móviles, baterías o paneles solares. Para no perder esa carrera por el control del grafeno y sus primos, la Unión Europea anunció en 2013 el lanzamiento de la iniciativa Graphene Flagship, un proyecto que pretende unificar los esfuerzos de los principales equipos humanos del continente, desde los investigadores más básicos hasta grandes compañías. 
Francisco